Un entre-paréntesis en lo cotidiano: lo simple que nos sostiene
- Carla Lescano

- 5 dic
- 2 Min. de lectura
Muchas veces nuestras agendas se llenan de pendientes que responden más a expectativas externas que a deseos propios. ¿Te pasa? En medio de esa vorágine aparece la posibilidad de detenerse a preguntar. A este gesto me gusta llamarlo un entre-paréntesis en lo cotidiano.
No busca certezas absolutas. Más bien, abre un espacio de elección consciente.
La neurociencia muestra que aquello a lo que dirigimos nuestra atención moldea nuestro cerebro. La plasticidad neuronal no ocurre sólo en grandes decisiones: también se activa en los gestos mínimos de cada día. En cómo habitamos el cuerpo y escuchamos la respiración. En la forma en que nos vinculamos con quienes nos rodean. En la dirección que damos a nuestra atención. En el permiso que nos damos para descansar, equivocarnos y aprender.
La vida se construye en microdecisiones. Incluso el simple acto de caminar con más presencia, en lugar de correr en automático, habilita nuevas conexiones y posibilidades.
Lo simple que nos sostiene
Tendemos a pensar que la vida está hecha de grandes momentos: un viaje, un logro, un encuentro especial, una recibida. Y sí, son hitos significativos. Pero también es cierto que lo que más nos sostiene son los instantes simples que hilvanan ese trayecto:una respiración consciente, el roce de los pies en la tierra, el silencio entre dos palabras, una conversación, una elección de dónde poner el foco.
Quizás podamos pensar en un movimiento que va de lo micro a lo macro: un paso a paso que, sin darnos cuenta, nos acerca a algo más grande.
Desde el cuerpo y la escucha, siempre hay un pulso disponible para habitar el presente. En esa pausa -en ese entre-paréntesis— se abre un espacio que nos devuelve claridad, calma y, muchas veces, también dirección. Este gesto sencillo puede transformarse en un ancla: una forma de volver al sí-mismo en medio del acontecer diario.
Una invitación para hoy
Detenerte un instante, cerrar los ojos y observar el recorrido del aire en tu cuerpo. No para buscar algo especial, sino para estar presente en lo que ya sucede. Puede que descubras que en ese momento pequeño se abre un universo entero.
Y, si te sirve, podés preguntarte:
¿Qué te conecta con lo que valorás?
¿Qué querés cultivar en tu forma de vivir?
¿Qué pequeña elección de hoy puede acercarte a eso?
La pregunta queda abierta. Y en esa apertura, también se activa la posibilidad de habitarte desde la conciencia.
Puedes encontrar distintas prácticas en movimiento para llevar a lo cotidiano en ESTA PLAYLIST





















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