¿Qué pasa cuando nos damos el permiso de movernos con presencia?

Movimiento para habitar e integrarnos.

En Espacio Movimiento Continuo entendemos el movimiento como una práctica psicoterapéutica: una vía para regularnos, para volver a conectar con lo que sentimos, para transformar lo que quedó estancado. Se puede empezar por distintas maneras: una respiración profunda, un gesto espontáneo o una secuencia que emerge del cuerpo mismo, y de esta manera, traer a la presencia el cuerpo vivo que somos.

Desde la mirada gestáltica, el cuerpo no es algo que “tenemos”, sino lo que somos. Así lo propone James Kepner, en su libro “Proceso corporal. Un enfoque Gestalt para el trabajo corporal en psicoterapia”, donde nos invita a percibirnos como una totalidad viva que siente, se mueve, se expresa. Nos recuerda que cuanto más nos separamos de la experiencia corporal, más fragmentados nos sentimos.

Entonces, ¿qué sucede cuando empezamos a registrar lo que sentimos en el cuerpo?¿Hay zonas que se sienten lejanas o adormecidas? ¿Otras se manifiestan con más claridad?¿Podemos escuchar nuestros órganos, nuestros huesos, nuestro pulso?

Estas preguntas nos guían hacia un estar presente y enraizado. Y desde ahí, podemos crear nuevas formas de sostenernos, de abrirnos a la experiencia de lo que sucede.

La invitación es a encontrarte con vos desde el cuerpo, a tu ritmo, con respeto y escucha.

Te compartimos una práctica en movimiento para llevar a lo cotidiano: