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El tiempo de decantar y el borde de lo nuevo

Hay momentos en los que la vida nos invita a frenar, dejar reposar, permitir que el movimiento se asiente y que la experiencia encuentre su lugar. El tiempo de decantar es tan necesario como los tiempos de acción: es allí donde lo vivido madura en silencio.


Decantar es darle tiempo a lo que pasó, como el agua que se aclara cuando los sedimentos se depositan en el fondo. No es pasividad: es una forma activa de cuidado.


En psicoterapia, este proceso se conoce como integración: ese instante en que lo que fue figura se retira al fondo y el organismo se reorganiza. Allí sucede un ajuste creativo, un reordenamiento interno que no puede apurarse.

Desde el cuerpo también lo vivimos. Después del esfuerzo, el descanso acomoda. En la danza, tras la intensidad del movimiento aparece la pausa que resignifica. En la vida, cuando hacemos lugar al silencio, algo empieza a madurar sin que tengamos que forzarlo.


Preguntas para este tiempo de reposo

  • ¿Qué en tu vida está pidiendo decantar?

  • ¿Qué necesita reposar para que emerja con mayor claridad?


Tal vez lo que hoy parece quietud mañana se revele como un paso más firme en tu proceso. No todo florece de inmediato: lo que madura en silencio también nutre la vida.


Abismarnos a lo nuevo

Y entonces llega ese borde. Ese instante justo antes de dar un paso diferente, cuando lo conocido se agota y lo desconocido apenas se insinúa. Allí aparece la incomodidad, y junto a ella las preguntas inevitables: ¿Me animo?¿Lo podré hacer?¿Es ahora?


Lo nuevo no surge si no hay un espacio vacío. A ese vacío necesario lo llamamos vacío fértil: un lugar donde lo anterior cae, se suelta, se decanta… y desde ahí puede emerger otra figura, otro movimiento.


Abismarse no es lanzarse sin conciencia. Es habitar la frontera entre lo que fui y lo que todavía no sé que puedo ser. El abismo es potencia.


La biología lo recuerda también: Maturana y Varela hablan de la autopoiesis, la capacidad de los seres vivos de recrearse y organizarse a sí mismos constantemente. Somos procesos, estamos haciéndonos.

Quizás aparezca el miedo. Quizás también la ilusión. Abismarnos a lo nuevo es confiar en nuestro sostén, en la posibilidad de estar acompañados, en la fuerza del presente que nos contiene y nos impulsa.


Preguntas para ese borde fértil

  • ¿Qué está pidiendo ser soltado?

  • ¿Qué desea nacer en vos?


Tal vez la única manera de saberlo sea dar ese paso....

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